Capítulo 05.
Ellos volvieron a Londres.
Un omega abatido y un alfa avergonzado que dejaron una ciudad hermosa pero dolorosa de recordar.
Lo que hubiera sido una experiencia única, terminó por convertirse en cenizas hasta que no quedó nada de lo que eran ellos hace unos días.
Convirtieron los besos tiernos y sonrisas pícaras en polvo para luego enterrarlo en lo más profundo de su ser.
Dejaron pasar las caricias al anochecer y las platicas mañaneras a la luz del sol.
Más Jimin que Jungkook. El alfa se negaba a olvidar los sentimientos que estaban empezando a surgir.
Se pasó todo el vuelo pensando en eso tan nuevo que sentía, ¿le gustaba Jimin? Claro que sí. ¿Le atraía solo sexualmente? La respuesta era no.
Pero... ¿estaba enamorado? No lo sabía a ciencia cierta, creía que era muy poco tiempo para darle un nombre.
Pero que maravilloso sería todo si se hubiera enamorado en una noche, nunca hubiera hecho lo que hizo. Nunca hubiera apartado así a Jimin si estuviera enamorado, eso lo sabía.
Mientras que Jungkook miraba el atardecer a través de una ventanilla, Jimin dormía profundamente en los asientos de más adelante. El omega se negó a sentarse a un lado de Jungkook.
Y como si dormir resolviera sus problemas, prefirió hacerlo para no pensar más. Cayendo en los brazos de Morfeo y negándose a lastimar más su alma, Jimin cerró los ojos para que su cabeza dejara de doler.
Dos tontos que se gustaban secretamente, que lástima que el amor no fuera tan valiente para demostrarlo.
✧✦✧
Cuando el avión aterrizó, Jimin bajó rápidamente sin mirar atrás, tomó su maleta y emprendió su viaje.
Jungkook aprovechó al verlo en la salida del aeropuerto y ofreció a llevarlo a su departamento, el omega negó justo cuando un taxi estaba llegando al lugar y se subió a él.
El alfa solo jugaba con los anillos de sus dedos al ver como el auto se alejaba y cada vez se sentía más y más lejos de Jimin, no solo físicamente.
Un beta lo estaba esperando con su camioneta, le agradeció al hombre y condujo hasta su casa, donde fue recibido por la oscura soledad.
Pasillos esperando por él, pasillos que no lucirían tan solos si una voz melódica resonara a través de ellos. Un lugar que Jungkook odiaba porque le recordaba su triste y desolada vida.
Un lugar que era demasiado grande para él, pero había sido un regalo de sus padres, que esperaban que encontrara una omega a la cual marcar y formara una familia.
Bueno, ya se estaba tardando un poco con eso. En realidad, no le importaba, le daba igual si sus padres querían que encontrara a alguien, Jungkook no funcionaba para eso.
✧✦✧
Los siguientes días pasaron lentos y dolorosos para Jungkook.
Jimin lo evitaba a toda costa en la oficina, no lo miraba cuando lo mandaba llamar, se iba rápidamente antes de que el alfa tuviera tiempo para disculparse y ya no se quedaba hasta tarde.
Jungkook prefirió no darle tanto trabajo, como si eso resolviera las cosas. El alfa solo lo llamaba cuando en verdad estaba muy ocupado y necesitaba la ayuda de Jimin, porque no quería atormentarlo más.
Su alfa lo arañaba por dentro cada vez que el omega estaba cerca. Y él juró darle su espacio, respetaría la línea que estaba formando Jimin, porque siempre iba a respetar su decisión, le gustara o no, ya había hecho mucho daño.
Era un ciclo que se repetía, tan tortuoso que sentía que iba a enloquecer. Pensaba todas las noches en esos cabellos rubios tan suaves y esas manos delicadas que había besado, pensaba en Jimin y cómo lo estaría pasando él. Suponía que no era tan mal como Jungkook, teniendo en cuenta que fue su decisión querer alejarse.
Pero le dolía, le quemaba por dentro y pensó más de una vez sobre eso. Ellos no estaban enlazados, ni siquiera enamorados, ¿por qué su alfa aullaba buscando al omega?
Jungkook se pasó las siguientes dos semanas inmersas en trabajo, ya se estaba acostumbrando un poco a la indiferencia de Jimin. Eso era lo que más le lastimaba, el actuar del omega. Como si no sintiera nada, como si no lo hubiera ofendido, Jimin fingía sentirse bien frente a todos en el trabajo.
Tenía las fuerzas suficientes para pararse en medio de la oficina y trabajar como si las ganas de volver con Jungkook no estuvieran matándolo.
Fueron dos semanas exactas después, que ambos se ausentaron en el trabajo, avisaron a sus superiores que no irían unos días.
La razón... sus celos habían comenzado.
Ninguno lo supo esa vez, pero se alinearon como si de una pareja se tratara. Fue doloroso y tormentoso para ambos porque ninguno pensó en pasarlo acompañado.
Jimin lloró de dolor tres noches seguidas, sin tener la fuerza para levantarse de la cama, ni siquiera hizo el esfuerzo por tocarse, pasó su celo retorciéndose de dolor hasta que se desmayaba y volvía a despertar ardiendo en fiebre.
Su omega lloraba por un alfa para calmar su dolor y él llamaba a alguien ciegamente, llamaba a quien fuera porque viniera a ayudarlo, a cuidarlo.
Los supresores tampoco funcionaron, no disminuía el dolor y Jimin quiso tirarlos en más de una ocasión.
El omega caía al piso cada vez que quería levantarse de la cama, pero sus piernas fallaban y él caía. Y ahora no había nadie que evitara su caída.
Mientras el celo de Jimin continuaba, un alfa en la misma ciudad aullaba de dolor al extrañar a su omega.
Jungkook gruñía y aventaba cosas como si eso le pudiera devolver a Jimin. El alfa se volvía irreconocible durante su celo, y más al no tener con quien pasarlo.
Pasó dos noches arrugando las sábanas de su cama, tratando de sentir un cuerpo tibio al lado.
Tomó largas duchas con agua fría, esperando que su piel se congelara de una vez para ya no sentir dolor.
Ninguno sabía porqué resultaba ser más doloroso que las veces anteriores. Ninguno tenía la respuesta pero se preguntaban en su mente si era posible sentirse así por una persona que no tenían mucho de conocer, como si murieran por dentro debido al dolor recorriendo sus cuerpos.
Ambos esperaron morir esas noches, ninguno lo hizo por suerte. Porque tenían todavía una razón para seguir viviendo.
Y presentían que su alfa y omega ya sabían. Pero necesitaban que su parte humana se diera cuenta.
✧✦✧
Cuando el celo de ambos pasó, regresaron a su trabajo convertidos en un cuerpo inerte y débil.
Los trabajadores comenzaban a sospechar, algunos hablaban y los chismes se esparcían rápido.
Se decía que algo estaba ocurriendo con el jefe y su secretario, porque era demasiado sospechoso que se ausentaran los mismos días, pero ellos no lo sabían.
Jungkook llegó siendo una persona distinta, con su olor más fuerte por el celo reciente, ni siquiera los supresores ayudaban a disminuirlo.
Jimin llegó enfermo, con dolor de cabeza como las últimas dos semanas y mareos leves.
El omega fue directo a su oficina para encerrarse y no tener que ver la cara de nadie, últimamente estaba de muy mal humor.
Pasó unas horas en su laptop, tecleando y leyendo informes, respondiendo correos, lo de siempre.
Y después de un rato, salió a dejar unos documentos, Jimin estaba a punto de llamar a la puerta de Jungkook cuando escuchó risas dentro y luego la puerta abrirse.
De ella salió un omega bajito, delgado y de cabello oscuro. Cuando el omega lo miró, recordó esos ojos grises que había conocido tiempo atrás.
—Jacob —saludó sorprendido.
—Jimin, hola —el omega pelinegro se acercó a abrazarlo como si se conocieran de toda la vida. Y cuando se separó, peinó el cabello de Jimin—. Giselle está dentro hablando con Jungkook.
—Ya veo —respondió mirando la puerta cerrada—. Traía estos, pero creo que mejor después, ¿quieres venir a mi oficina? —el rubio levantó las carpetas que llevaba y luego asintió con la cabeza hacia el pasillo de dónde venía.
—Sí, seguro —Jacob estuvo de acuerdo, así que ambos omegas caminaron por el lugar, con Jimin mostrándole las cosas que se hacían en cada parte, le ofreció una bebida, pero Jacob lo rechazó gentilmente.
Cuando llegaron a la oficina del rubio, Jimin lo invitó a sentarse en la silla frente a su escritorio, mientras que el omega ojimiel tomaba asiento en su silla de siempre.
—Y bien, ¿cómo te ha ido? —preguntó Park haciendo las cosas de su escritorio a un lado.
—Creo que estamos bien, llegamos ayer por la mañana, pero mi alfa insistió en quedarnos en el hotel —explicó Jacob—. ¿Qué tal tú?
Jimin suspiró, buscando las palabras para describir todo lo que estaba pasando en su vida.
—Estoy bien —respondió simplemente. Jacob asintió no muy convencido—. Ha pasado algo de tiempo desde que regresamos y no he dormido bien en estos días, eso es todo.
—Te entiendo, el embarazo me está matando y eso que apenas comienza.
El omega rubio lo miró con las cejas levantadas y la boca entreabierta.
—Tú... estás...
—Dos meses —asintió de acuerdo Jacob—. Lo supimos hace poco, pero estamos muy felices.
—¡Oh, por Dios! Jacob, muchas felicidades, a ti y a tu alfa —Jimin lo abrazó por encima del escritorio. Seguía un poco sorprendido, pero sonrió.
—Gracias, Jimin —el pelinegro le devolvió el abrazo—. Lo siento si fui inoportuno, no tengo a muchas personas con quien compartirlo.
—Oh, no. Está bien, necesitaba una buena noticia después de todo —el ojimiel se encogió de hombros con una mueca triste y Jacob lo notó.
—¿Está todo bien con tu alfa? —Jimin lo miró confundido, frunciendo el entrecejo—. Con Jungkook.
Jimin se atragantó con su saliva y negó mientras tosía.
—No, no. Él no es... —cerró los ojos—. No estamos juntos.
—Mierda, lo siento. Los vi muy cariñosos en la cena y luego él... te llamó su omega —Jacob lo miró preocupado—. Perdón si te incomodé, Jimin.
—No te preocupes por eso, la verdad es que ya me acostumbré.
—No quiero meterme en un asunto que no me corresponde, pero te veo algo decaído —murmuró el omega frente a él.
Jimin suspiró, estaba cansado de que todos notaran su triste vida. El temblor en sus movimientos y la tristeza en sus ojos, aún cuando se esforzaba en no evidenciar lo que estaba sintiendo por dentro, cómo se estaba derrumbando.
El rubio lo miró a los ojos grises y Jacob lo invitó a continuar con una sonrisa amable.
Le contó lo que había pasado, omitiendo las partes sexuales explícitas de su relación, le contó el principio y el final, sintiendo como un peso se levantaba de sus hombros y su alma descansaba. Jacob lo miró en silencio todo ese tiempo, realmente no fue mucho porque su historia era relativamente corta.
Pero el omega asentía y tomaba sus manos cuando Jimin sonreía en medio de las lágrimas. Cuando terminó, solo se secó el rostro y sorbió por la nariz. Odiaba ser tan sentimental y odiaba no tener la fuerza necesaria.
—Jimin... esto no me corresponde, pero si quieres un consejo sincero, tal vez deberías dejarlo explicarse. Por lo que me cuentas, Jungkook suele ser impulsivo y si, es un idiota —ambos rieron y el rubio se sintió más ligero—. Y los alfas suelen ser así. Pero eso no significa que tengas que soportar eso, tú no lo mereces.
Jimin lo miraba atento, escuchando y grabando en su mente cada palabra que decía.
—No guardes rencor en ti —acarició sus nudillos—. No digo que le des otra oportunidad, porque mereces mucho más que disculpas. Pero perdona y aprende a seguir.
—Muchas gracias, Jacob. En verdad aprecio esto.
—Solo el destino decidirá si es para ti, pero no te atormentes y no te lastimes más creyendo que es tu culpa, perdona tu alma y continúa, omega —Jacob hablaba sincero, con sus ojos grises fijos en los de Jimin.
✧✦✧
—Creo que eso sería todo —dijo Jungkook, observando a la alfa rubia firmar unos papeles.
Ella asintió a todo lo que Jeon decía y preguntó, respondió sus dudas y llegaron a algunos acuerdos. La alfa rubia notaba como Jungkook parecía inmerso en sus pensamientos en algunas ocasiones o como perdía el hilo de las conversaciones, pero decidió no preguntar.
Giselle se levantó y le tendió una mano.
—Estoy muy feliz por esto, Jungkook —dijo ella—. Vas a ver como nos favorece a todos.
—Espero que así sea —sonrió el alfa, apretando los labios en una sonrisa tensa.
—Si eso es todo, me tengo que ir. Jacob ha estado insoportable estos días —soltó una risita, acomodando su vestido azul marino.
—Así suelen ser.
—¿Tú también tienes un omega embarazado esperándote? —preguntó Giselle.
Jungkook la miró asombrado, pero negó con la cabeza.
—¿Qué? Oh, no. Nada de eso —respondió Jungkook, cuando cayó en cuenta de lo que dijo Giselle, se levantó rodeando el escritorio hasta llegar a la mujer—. Muchas felicidades a ambos, les deseo lo mejor.
—Muchas gracias a ti, Jungkook. Espero que pronto nos volvamos a reunir.
Giselle sonrió agradecida y aceptó nuevamente el apretón de manos, dio la vuelta dispuesta a marcharse cuando escuchó como Jeon la llamaba. Volteó, creyendo que le diría algo respecto al contrato.
—Una última cosa —mencionó, guardando sus manos en los bolsillos de su pantalón, nervioso—. No quiero ser impertinente, pero... —vio al alfa pasar saliva—. ¿Cómo supiste que Jacob era tu omega?
Giselle lo miró dudosa al principio, pero luego lo comprendió.
—Yo... no lo sabía realmente —sonrió enternecida—. Lo vi allí y lo sentí, mi alfa me lo dijo —ella palmeó su pecho, justo a la altura de su corazón—. Lo sentí, no fue algo que decidiera, lo amé desde el primer momento que lo vi. Y ahora estoy feliz por comenzar una familia con él.
Jungkook la veía conmovido. El alfa asintió y ella inclinó levemente la cabeza en despedida.
—Suerte, Jungkook —habló tranquila—. Arrivederci.
✧✦✧
Jimin comenzaba a guardar sus cosas, acomodaba los papeles regados por el lugar y cerraba las carpetas.
Ese día definitivamente había sido distinto, sin duda se sintió mucho mejor después de hablar con Jacob, necesitaba tanto eso, poder hablar con alguien igual a él, saber que había alguien que lo entendía, Jacob no vivía lo mismo que él, porque tenía una alfa que lo amaba y lo protegía, pero seguía siendo un omega.
Terminaba de guardar las cosas en su maletín cuando tocaron la puerta, indicó que pasaran y la puerta se abrió.
Las piernas le temblaron cuando un cuerpo alto y cabellera negra entró al lugar. Jimin sintió su cuerpo tensarse y tuvo que sostenerse del vidrio para no caer.
—¿Pasa algo? —preguntó serio. Porque definitivamente no demostraría lo que Jungkook hacía en él.
—Jimin, yo... necesito hablar contigo —pidió apenado, rascándose la nuca.
Park negó lentamente con la cabeza y abrió la boca para contestar, pero el alfa lo interrumpió.
—Por favor, me está matando por dentro tu indiferencia. Necesito explicarte, quiero hacerlo —Jungkook se acercó hasta él, a paso lento esperando por el rechazo del rubio. Jimin ni siquiera podía moverse porque había pasado tanto tiempo que no lo tenía tan cerca.
El alfa quedó a unos centímetros de él, hasta que pudo oler su cabello y sentir su calor corporal, Jimin no lo miraba, en cambio, mantenía su vista gacha. Y Jungkook estaba muriendo por perderse en esos ojos de nuevo.
—Solo déjame explicarme esta noche y después... tú decidirás, pero por favor, solo esta noche —estaba al borde del abismo y Jimin tenía el poder de empujarlo y dejarlo caer o simplemente tomarlo por la espalda para llevarlo a un lugar seguro.
El omega levantó la cabeza, hasta que chocó con los ojos color esmeralda de Jungkook, aquellos que guardaban los más frondosos bosques, aquellos que le gustaron desde el primer día. Tuvo que tomar toda la fuerza de voluntad que tenía para no besarlo.
Y no supo qué fue, si la mirada suplicante del alfa o su aroma a café, pero asintió perdido y Jungkook volvió a respirar.
—Pero si vuelves a cagarla se te acaban las oportunidades —mencionó Jimin en un tono de disgusto que hizo a Jungkook sonreír.
—Trato.
✧✦✧
Los dos iban en el auto del alfa, el sol ya se había escondido y Jungkook manejaba por la carretera hacia las afueras de la ciudad.
Condujo casi por cuarenta minutos, en completo silencio. Ninguno de los dos quiso crear una conversación, pero Jimin se preguntó mentalmente en más de una ocasión a dónde lo estaba llevando el alfa.
Por un momento creyó que lo asesinaría y enterraría su cuerpo en un lugar alejado para que nadie se enterara. Por suerte eso no pasó.
Aunque el camino fue algo incómodo, Jungkook conectó su celular para que el viaje no fuera del todo aburrido. Tan solo habló para decirle a Jimin que colocara las canciones que quisiera.
Eso hizo, buscando entre la playlist del alfa sus canciones favoritas. Se sorprendió al notar que su amargado jefe tenía gustos parecidos a los suyos.
Jimin miraba el paisaje mientras dejaban atrás la ciudad.
El alfa en más de una ocasión quiso tomar su mano, pero las miradas de advertencia del omega le decían que no era buena idea, así que se contuvo.
Después de lo que pareció una eternidad, Jungkook estacionó a un lado de la carretera. La luna ya se mostraba preciosa y los sonidos del bosque formaban una orquesta.
El menor miró todo confundido, pero Jeon bajó del auto con rapidez y se apresuró para abrir la puerta del copiloto, Jimin rodó los ojos y bajó del auto, notó que Jungkook llevaba una tela roja entre sus manos.
—Tonto —exclamó bajito.
El alfa posó una mano en su espalda baja y Jimin sintió como si ese lugar le quemara, pero no lo apartó.
El mayor caminó, adentrándose a través de los árboles y Jimin se asustó.
—Todo estará bien, ya verás.
Caminaron por unos minutos en silencio, escuchando a los grillos cantar y los sonidos de sus pisadas. Cuando Jimin se dio cuenta, se quedó sorprendido al ver un campo abierto. Un espacio sin árboles, al aire libre.
Miraba asombrado el lugar ya que ni siquiera sabía que existía y trataba de no pisar las florecillas que habían por ahí.
Jungkook observaba la expresión de sorpresa del omega y sonrió enternecido.
—Ven, por aquí —lo tomó del brazo hasta que llegaron al centro. El alfa tendió la tela roja, la cual era una manta y lo invitó a sentarse.
Jimin hizo lo que el alfa le indicaba y tomó asiento sobre la manta, pasó sus dedos por el pasto y sonrió.
—Es muy bonito, Jungkook —el omega movía sus manos sobre el pasto y la tierra, sintiéndola húmeda.
—Lo sé, mi madre me traía aquí cuando era pequeño —expresó sincero mientras volteaba hacia el cielo—. No pensé que todavía existía.
—¿Y pensabas traerme a un lugar que no era seguro que existiera? —Jimin soltó una risa irónica mientras Jungkook se recostaba en la manta. Colocó un codo en la tela y apoyó su cabeza en su mano para mirar al omega.
—Todavía tenía mis otras opciones —mencionó tranquilo.
Ambos se mantuvieron en silencio, escuchando el sonido de sus corazones. Hasta que Jungkook lo interrumpió, volviendo a hablar.
—Lamento tanto lo que pasó, Jimin. Lo siento por faltarte al respeto —lamentó bajito, como si estuviera contando un secreto aún cuando estaban solos en un campo en medio del bosque—. Sé que mereces más y también sé que pido disculpas siempre, pero... solo quiero que me perdones.
Jimin lo miraba fijamente en silencio.
—Estoy aterrado por esto, porque nunca me sentí así antes. Y sé que tú también, lo sé porque veo cómo me miras, y sé cómo me miraste esa noche. No pasé un solo día sin lamentarme por lo que hice.
—Jungkook...
—Solo, escúchame por favor —pidió tomando la muñeca de Jimin—. Estuve mal, no debí dejarla entrar como si nada, sé que fue una falta de respeto muy grande para ti, pero solo te pido una oportunidad más. Estoy muriendo por dentro, Jimin. Si decides alejarte, lo entenderé, pero por favor acepta mis disculpas.
Jimin había empezado a sollozar y Jungkook se levantó asustado. Lo atrajo hasta él, abrazando sus hombros y acariciando su cabello.
—No llores, omega. Insúltame y golpéame si hace falta, pero no llores —Jungkook lo obligó a levantar la vista, tomándolo del mentor y retirando con sus pulgares las gotas saladas.
Jimin hipaba y temblaba entre los brazos de Jungkook, incapaz de formar una oración completa.
—Yo... no p-puedo odiarte, Jungkook. Pero te aborrezco y a-aborrezco lo que haces y me odio por no poder odiarte a ti —exclamó llorando.
—No quiero que te culpes, yo me hago cargo. Por favor no llores —el alfa tomó la delicada mano del omega y besó sus nudillos antes de llevarla a su pecho—. Porque duele aquí.
Jimin lloró más fuerte y Jungkook se acercó preocupado, tomando sus mejillas para besar sus parpados.
—Estoy asustado —dijo el omega con la voz entrecortada—. Me asusta esto que estoy sintiendo porque tú me hieres y yo sigo perdonándote.
—Lo sé, amor. Sé todo lo que he hecho y no sabes cuanto quisiera cambiar eso, pero ambos somos nuevos —Jimin volvió a esconderse entre su pecho, olfateando su camisa—. Somos humanos, cometemos errores, aunque no sea justificación.
El omega sorbió su nariz y se acomodó mejor en su lugar, apartándose de Jungkook. Limpió sus mejillas y talló sus ojos, buscando recomponerse.
Se mantuvo unos segundos en silencio, tratando de regularizar su respiración. Tan solo se escuchaban las respiraciones de ambos y las hojas de los arboles moviéndose.
—¿Tienes algo con ella? —preguntó serio. No sabiendo si le gustaría la respuesta—. Con Irina, quiero decir.
Jungkook lo miró fijo antes de responder.
—Ya no —explicó mientras jugaba con la manta—. Mantuvimos un romance hace muchos años. La conocí cuando mi padre me llevó a Italia porque su padre y el mío eran compañeros de trabajo. Mis padres insistían en que me quedara con ella, que me casara y la marcara. Querían que formara una familia aún si no era feliz. Nunca les importé realmente —Jungkook rió con amargura.
El alfa fruncía el ceño como si le enojara recordar lo que vivió, pellizcaba la manta roja sin mirar al menor.
—¿Y qué hiciste? —cuestionó Jimin lentamente.
—Creí que la amaba —respondió sencillo—. Luego me di cuenta que estaba con ella para tener feliz a mi familia. Así que la dejé —Jungkook se encogió de hombros—. Pasé tres años de mi vida viviendo en Italia y los desperdicié completamente. Ella cree que sigo enamorado, no sé si algún día lo estuve de ella. Pero te prometo que no es lo que parece. Fue una relación muy dañina para mí, no quiero volver a eso. Es por eso que decidí dejar todo atrás, terminé con Irina, me fui de Italia y también me alejé de mis padres. Ellos solo querían guardar las apariencias, que tuviera una omega bonita para demostrar lo alfa que soy.
El omega escuchaba atento, soltando una que otra lágrima, limpiándola rápidamente para que Jungkook no lo notara.
—Ese no soy yo, Jimin. Quiero encontrar a alguien que quiera en verdad, no porque alguien más lo dice. Quiero amar a alguien y que me amen de vuelta, no soy solo un alfa serio y hostil, solo... no me he enamorado de la persona correcta, eso es todo —el alfa sonrió melancólico.
Jimin se acercó, poniéndose de rodillas para abrazar al alfa por los hombros, Jungkook quedó estático asimilándolo un momento, hasta que correspondió el abrazo, sosteniendo la espalda del menor y enterrando su rostro en el cuello del omega, olfateando su aroma, aquel que había extrañado por semanas.
—No quiero que sientas lástima por mí, Jimin. No te digo esto para que me disculpes porque no es justificación. Quiero ganarme tu perdón —el omega dejó de abrazarlo para mirarlo a los ojos.
—Jungkook, creo que después de todos estos meses no me conoces del todo. No te perdonaría tan fácil —el menor dio un pequeño golpe en su frente y Jeon soltó unas risitas porque fue algo inesperado.
—Me basta con saber que no estaremos tan alejados.
Jimin se encogió de hombros y volvió a su lugar.
—Si todo esto no hubiera pasado... habría pedido tu ayuda para mi celo —Jimin mencionó indiferente, sonriendo por la reacción del alfa, quien parecía haber visto un fantasma, el pelinegro guardó silencio, pensativo.
Jungkook tragó y comenzó a dibujar círculos en la pierna de Jimin.
—También tuve mi celo —frunció el entrecejo—. Justo acaba de pasar.
Ambos se miraron a los ojos como si transmitieran todas sus palabras. Cuando creían que lo que sentían no podía ser más raro, el hecho de que sus celos coincidieron era algo más para tratar de explicar. Si ellos sabían la razón, no la dijeron en el momento.
¿Cómo explicar lo inexplicable? Saber que probablemente había una razón, para la enfermedad de Jimin, para lo que sintió Jungkook en el pecho cuando estaba en el restaurante, para sus celos programados. Si ellos sabían lo que pasaba, prefirieron guardárselo porque aceptarlo solo haría que todo fuera más complicado.
Las horas pasaron, hablaron sobre lo que había sucedido. Jungkook se disculpó cerca de cien veces, pero Jimin no cedió, hasta que le demostrara que en verdad quería solucionarlo. Intentaron no preguntar sobre las dos semanas que habían pasado, porque era doloroso para ambos. Doloroso recordar el sentimiento de sentirse enfermo y perdido.
De recordar la soledad en sus casas, recordar las lágrimas, los aullidos y los gruñidos. Saber que sus pechos se apretaban cuando estaban solos en sus camas, pensando en lo ocurrido.
Así que prefirieron no hablar sobre el pasado y se dedicaron a reponer el tiempo que sentían perdido.
—Jungkook... ¿recuerdas el primer día que nos conocimos? —preguntó Jimin mirando las estrellas.
Ambos recostados en la manta, boca arriba con las manos entrelazadas detrás de la cabeza.
—¿Cómo olvidarlo? Realmente me caíste mal, te hubiera despedido de no ser porque vería tu culo todos los días —Jungkook cerró los ojos, esperando el golpe, si llegó. Jimin le pegó en el estómago, no demasiado fuerte.
—Dios, fue increíble. Aunque si eras igual de insufrible como decían —Jungkook rodó los ojos y se acercó para lamer su mejilla. Jimin se quejó en voz alta haciendo muecas de asco y los dos rieron después.
Recordando lo inusual que fue su primer día.
"Park Byungmin entró por la puerta de la oficina de Jungkook. Con su porte poderoso y su olor a tabaco en el traje que portaba.
—Mi muchacho —el alfa saludó al pelinegro, abrazándolo mientras palmeaba su espalda.
Desde que Jungkook había llegado al edificio, Byungmin siempre lo trató con mucho respeto. Le enseñó todo lo que sabía hasta que lo convirtió en el jefe de administración.
Byungmin fue como el padre que siempre necesitó. Un hombre que lo guiara y le enseñara como ser un hombre, que compartieran momentos de padre e hijo, que confiara en él y lo aceptara en sus decisiones.
Park lo hizo, el alfa se sentía muy orgulloso de Jungkook, lo había visto crecer por cuatro años. Y aunque no fueron muchos, Byungmin le enseñó mucho más que su padre biológico en todos sus años de vida.
—Que gusto tenerte aquí de nuevo —sonrió Jungkook con gratitud.
El pelinegro no sonreía mucho, se mantenía serio la mayor parte del tiempo, a menos que fuera una persona importante para él.
—Me gusta como decoraste —el hombre miró la habitación, señalando algunas cosas—. Pero no estoy aquí para hablar sobre tus gustos peculiares. Me enteré que estabas buscando secretario.
Jungkook se mantuvo quieto en su lugar.
—Así es. No he tenido mucha suerte.
—Ya no tendrás que buscar más —Byungmin estiró sus brazos y se volteó a la puerta—. Jimin, pasa.
La puerta de su oficina volvió a abrirse y por ella entró un chico bajito de cabello rubio. Jungkook sintió como le picaban las manos y su alfa parecía brincar en su interior. Pero se mantuvo serio.
Cuando el chico caminó hasta estar frente a él, supo que era un omega. Por su aroma tan increíble a coco y almendras. Esa fue la única y primera vez que sintió el aroma de Jimin tan penetrante, después comenzó a tomar supresores porque era una de las reglas y dejó de sentirlo.
—Jungkook, te presento a mi hijo —mencionó el hombre, despeinando al omega. El chico se quejó bajito—. Jimin, él es Jungkook, será tu nuevo jefe.
Jimin le tendió su mano de mala manera y Jungkook la aceptó igual. Preguntándose porqué Jimin pareciera que quería salir corriendo de ahí si apenas llegaba.
Notó su expresión de disgusto y como rodaba los ojos cuando su padre hablaba.
—No estudió relaciones exteriores, pero aprende rápido, ¿cierto, Jimin?
—Si, padre —el omega rodó los ojos por enésima vez.
—Ese es mi hijo —Byungmin lo abrazó por los hombros—. Bien, los dejo para que se conozcan.
Cuando el alfa dejó la habitación, todo se sintió más tenso e incómodo que antes. Jimin miraba a su alrededor como si buscara algo que le molestara y Jungkook se mantenía apoyado en el escritorio con los brazos cruzados.
—Así que... Jimin —empezó el alfa. El omega lo miró con sus hipnotizantes ojos mieles—. Ya que vas a trabajar aquí, tendré que enseñarte algunas cosas.
—Ya escuchaste, aprendo rápido —el rubio se llevó un chicle a la boca—. ¿Mi oficina será tan grande como esta?
Jungkook parpadeó y lo miró confundido ante su pregunta.
—No, las oficinas de los trabajadores simples son más pequeñas —explicó serio.
—¿Entonces soy un simple trabajador? Creí que ser el secretario del jefe tenía sus ventajas —formó un puchero con sus labios y fingió una sonrisa triste. A Jungkook comenzaba irritarlo.
—Solo haz tu trabajo y no tendremos problemas, empiezas el lunes.
—¿Entonces es verdad? ¿Eres tan odioso como dicen o se quedan cortos? —preguntó Jimin, masticando su chicle.
Jungkook tensó su mandíbula y se despegó del escritorio. Avanzando hasta el omega.
—Déjame decirte algo, niño mimado —el alfa acarició su barbilla con su dedo índice. Jimin notó los anillos que llevaba—. Es mejor que empieces a respetarme, porque no quieres que haga de tu trabajo un infierno.
Jimin lo miró sin inmutarse y se acercó más hasta el alfa. Jungkook sintió como se mareaba al poder oler con más potencia su dulce aroma, pero no lo demostró.
—Déjame decirte algo yo, Jungkook —Jimin comenzó—. Si quiero, puedo hacer que te despidan en un segundo. Tan solo tengo que llamar a mi padre como el "niño mimado" que soy y estarás desocupando este puesto antes de que te des cuenta —el rubio formó una burbuja con su chicle y la reventó muy cerca de la cara del alfa.
Jungkook parecía que ardía en furia, miraba al omega como si fuera lo peor que le podía pasar y parecía como si en cualquier momento explotaría del coraje.
—Y seguramente un omega como tú haría un mejor trabajo —replicó el pelinegro—. Porque dudo mucho que puedas financiar una ciudad, ¿o qué harás?, ¿llamar a tu papi para que te resuelva todo? Debe ser lo mejor que sabes hacer.
Jimin inclinó su cabeza de lado, preparando mejor sus palabras, era casi imposible estar más cerca del alfa, pero Jimin lo logró, pasando sus manos por los hombros enfundados por el traje que llevaba el mayor.
—No sabía que al amargado Jeon Jungkook le gustaba que lo llamaran así —Jungkook miró sus ojos y se maldijo cuando su lado racional lo traicionó y se quedó pensando en sus labios rosados y pomposos—. Me dijeron que tú resolverías mis dudas, así que creo que lo apropiado es llamarte papi, ¿o no, Jungkook?
Antes de que el alfa pudiera defenderse, Jimin se alejó tan rápido que no supo cuando pasó. Pero todo se volvió borroso después de que el omega dejó la habitación.
Pero se prometió hacer de la estadía de Jimin un infierno, para que el omega decidiera renunciar."
✧✦✧
Jungkook y Jimin estuvieron un momento más en el campo hasta que el alfa notó como el rubio se quedaba dormido, recargando su cabeza en el hombro de Jungkook mientras miraban el cielo nocturno.
El alfa lo levantó con cuidado, levantándolo por los muslos, haciendo que Jimin se sostuviera por su cuello y abrazara la cintura de Jungkook con sus piernas.
Como pudo, el mayor levantó la manta y atravesó el bosque con Jimin en brazos, como si fuera un niño pequeño.
Llegó hasta su camioneta y recostó el cuerpo liviano del menor en el asiento del copiloto y vio cómo se removía.
Jimin frunció el ceño con los ojos cerrados mientras trataba de estirar los brazos
—Jungkook...
—Shh, tranquilo, sigo aquí —el alfa besó su frente—. Vamos de regreso, duerme.
Cerró la puerta y subió a su auto, observando las pestañas de Jimin y como parecían acariciar sus mejillas. El alfa condujo de nuevo hasta la ciudad.
Manteniendo su palma en el muslo del omega, pensando en que ahora haría las cosas bien y se esforzaría, solo por Jimin. Porque el omega merecía todo lo bueno en el mundo y él se creía capaz de merecerlo también.
Así que condujo por la carretera, con la música suave de fondo y un dulce omega que dormía plácidamente a su lado. Jungkook sonrió pensando firmemente que las cosas irían bien de ahora en adelante.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro